Lijado

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LijadoEl lijado es una operación esencial en los trabajos con madera, tanto al fabricar un mueble nuevo como al ejecutar una restauración. La madera debe presentar una superficie absolutamente plana y uniforme, si queremos conseguir un aspecto homogéneo y lustroso cuando apliquemos el acabado. Si la fase del lijado se hace defectuosamente, las diminutas astillas y virutas quedarán muy patentes al teñir, barnizar o encerar, malogrando la estética del mueble.
La preparación de la superficie mediante el lijado es una tarea que debe hacerse con cautela. Como siempre que trabajamos con madera, un material vivo, heterogéneo y cambiante, para lijar bien evitaremos el proceder rutinario, actuando con la mayor atención. La regla de oro es comenzar siempre con mucha suavidad, vigilando el efecto que produce en la capa superficial la lija o la lana de acero. La correcta ejecución del lijado resulta muy satisfactoria, y garantiza que nuestro mueble exhibirá todas sus cualidades.

Limpiar la superficie
Antes de lijar, debemos limpiar la superficie cuando el mueble viene tratado con cera, un acabado mucho más aconsejable que el barniz para las maderas de interior. Hay productos específicos que se aplican con un pincel y, como siempre, comenzaremos por leer cuidadosamente la etiqueta, a fin de respetar escrupulosamente las instrucciones del fabricante.
Una vez eliminada la capa de cera, podemos comenzar el lijado. Conforme a la citada regla de oro, iniciaremos la tarea con lana de acero de la contextura más suave que, además, es el elemento más adecuado para los muebles que presentan recovecos, ángulos y molduras como las puertas. No debemos usar lana de acero con roble, nogal o caoba: si hay humedad, el acero puede reaccionar con la acidez de estas maderas y ennegrecer la superficie.

La numeración del papel de lija
Si la capa tiene suficiente integridad como para que el trabajo con lana de acero se vuelva tedioso, subiremos un peldaño en la abrasión, pasando al papel de lija. Se fabrica en distintos grados, dependiendo del tamaño de las partículas abrasivas, que van desde 600 (el más fino) hasta 30 (el más grueso). Mientras más bajo sea el número, más ruda y fuerte será la lija. Para conseguir un buen pulido bajaremos el número grano a medida que vamos lijando la pieza.
Para decapar y eliminar la pintura de una tabla de madera maciza, utilizaremos la lija más contundente, entre 30 y 80. Para pulir superficies a las que previamente se les ha aplicado laca, se recomienda usar una lija de entre 100 y 180. Para el pulido fino de superficies previamente barnizadas, o para un lijado intermedio, utilizaremos grano entre 220 y 400.
Resulta muy cómodo trabajar a mano con el práctico taco de lija, que permite sobre todo en las pequeñas piezas conseguir con rapidez una lisura espléndida. Dado que en los tacos de lija hay poca variedad de grano, al contrario que en papel, para emplear números intermedios podemos aprovechar el taco como soporte, doblando por los lados el papel de lija que precisemos. De esa forma ganaremos también homogeneidad.

La lijadora eléctrica
Muchas marcas ofrecen en la actualidad lijadoras eléctricas a buen precio, hasta el punto deLijado que esta herramienta se ha convertido en el electrodoméstico esencial de la carpintería. Conviene reservar su uso para los muebles de nueva fabricación, hasta que tengamos suficiente tacto como para emplear la lijadora en restauraciones. Es aconsejable trabajar con la máquina en el exterior, provistos de una mascarilla.
En las lijadoras podemos acoplar igualmente gran variedad de papeles, que hoy día suelen montarse con el funcional sistema del velcro. Hay otras herramientas que ofrecen utilidad para el lijado, como los platos pulidores, que se montan en el taladro, ideales para eliminar pintura o un viejo barniz con gran rapidez. Las limas resultan idóneas para trabajar algunos detalles, y con los cepillos de alambre podemos eliminar las capas gruesas de pintura o barniz.

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